Me dejo llevar, cierro los ojos y dejo de escucharte; ahora me falta algo, tu voz tu imagen, tu olor, tu todo. Abro lentamente los ojos temiendo que ya no estes.
Encuentro otra vez el paraíso, veo tu complejidad que jamás comprendere, que no quiero comprender. Callada, sonriendo, quieta, viendome, y por un instante me siento completo, eterno, indestructible.
Lo sabes y eres piadosa, te quedas así hasta que vuelvo al suelo, a sentirme humano, reinicias tu platica, sonries y me dejas.
Tan solo cinco minutos bastaron.
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