viernes, 12 de abril de 2013

El que poco tiene, poco necesita.

Todos creemos que para ser felices necesitamos alguna situación u objeto que nos saque de nuestra cotidianeidad. Nos pasamos buscando y encontramos,a veces lo que no necesitamos, lo que no nos
sirve, aún así nos apegamos, lo sentimos necesario, nos creemos su dueño, cuando en realidad se adueñan de nosotros, en que momento nos volvemos objetos, no de otro, sino de nuestro deseo se completarnos.

Nos es metido la cabeza desde pequeños que todo tiene que ser alcanzado, luego nos dan una bofetada, aprendemos que no tenemos tiempo de lograrlo todo, somos un pequeño punto en una gran hoja llená de otros puntos en el interminable paso del tiempo.

Hay ideas que no puedo ordenarme en la cabeza, un buen amigo me dijo un día //lo mejor que puede sanear un hombre son sus límites // así no desperdicia tiempo. En este momento no se cuales son los mios.

Veo a la gente que pasa, el mundo es tan poco excitante para mi, a veces pienso que debería dejarme llevar, estudiar, conseguir un trabajo, buscarme una pareja, casarme, comprar un auto, una casa, tener hijos, seguir trabajando hasta el fin de mis días, irme de vacaciones cada seis meses, fingir que la gente que no me interesa, me interesa.siendo sinceros no hay otra manera de hacerlo, somos productos y como tales pasamos un proceso para ser lo más parecidos los unos a los otros, víctimas de nuestros deseos, de los de todos. Por eso me gustan las historias, llenas de las grandes masas, alguien sobresale, existe alguien virtuoso y triunfe o fracase, sobresale.

El héroe que encontraríamos en nuestros tiempos no es ese que lucha contra el corrupto, por que el corrupto somos todos, a el lo derrotamos fácilmente lo elevamos tan alto que lo rebajamos a nuestra altura, el héroe de nuestros días es el que se traga todo su orgullo, pierde sus virtudes, se arrodilla ante un señor, el nos derrota y no nos damos cuenta, se rebaja tanto que nos muestra lo bajo que estamos y lo alto que creemos estar,  nos molesta verlo y su sola presencia nos aflige nos recuerda que somos productos tan parecidos a él, lo despreciamos.

después de hacerme bolas la cabeza creo que salio algo interesante.

lunes, 8 de abril de 2013

Nubes grises

Recuerdo el día que llego a mi casa, me llene de angustia, no por sentir que era un mal presagio, tampoco por el mal clima que se veia venir, sino por el aspecto de su cara, triste, desconsolada, nunca la había visto así, ninguno de los dos atino a decirle nada al otro, simplemente la invite a pasar.

Le señalé un sofá en el que podía sentarse y subí las escaleras. Me senté en el borde de mi cama aturdido, ningún pensamiento llegaba a mi cabeza, miraba la ventana, veía el cielo gris, pasó un rato y entonces me llamó.

Al bajar la vi sentada donde yo le dije, pregunté que pasaba, pues su grito me sonó algo angustiado, me vio a los ojos e inmediatamente supe lo que sucedía, no venía a quedarse, venia a despedirse.

Muy en el fondo inocentemente esperaba que la decisión fuera diferente, inocentemente dije, pues bien sabía que ese era tu deseo y nada que yo dijera o hiciera lo iba a cambiar.

Adiós, tu última palabra para conmigo. Adiós, nada más cierto. Nunca más supe de ti.